viernes, 8 de julio de 2011

El aborto, por Quintana

El aborto no es, como dicen, un asesinato. Es un robo. No puede haber un robo mayor. Porque, al malogrado nasciturus, se le roba este mundo, el cielo, las estrellas, el universo, ¡todo! El aborto es un robo infinito. 
Yo soy de los que dicen que el aborto es un asesinato, y lo mantengo, pero a la vez me descubro ante la fuerza y la eficacia de esta idea de Quintana, muy poética, en el mejor sentido. Uno siente que el nasciturus apenas puede morir por pequeño, por inocente, por no haber puesto un pie en la vida. Por eso, creo, resulta tan eficaz la voz de alarma que pega este aforismo. Porque el robo es inmenso, eso no hay quien lo discuta. Así, con lo menos consigue concienciarnos contra lo más.

16 comentarios:

  1. Como descripción poética de ese horror, a mí me gustó esta: http://www.guillermourbizu.com/2009/02/el-infierno-del-aborto-y-el-cielo-del.html

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  2. Sé que tocar el tema del aborto es abrir la caja de los truenos, cosa a la que mi temperamento no me inclina nada. Pero si, en opinión de (por ejemplo) la iglesia católica, el embrión es persona desde el momento mismo de su concepción (de ahí su idea de que el aborto es un asesinato), cabe pensar, imagino, que Dios no permitirá su aniquilación, y que aunque se le robe este mundo, no se le robará también el cielo; ese robo, siendo persona, no dependería de ningún ser humano, sino del propio Dios, al que no me imagino cometiéndolo. Más sentido tendría imaginar, me parece, que no es a la nada, sino precisamente al cielo (una vez descartada la creencia en el Limbo), a donde van esas víctimas inocentes.

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  3. Amén Marinero,amén. Y tienen su día de fiesta: el día de los inocentes. La antífona de la comunión de ese día dice "Ellos son los rescatados como primicias de la humanidad para Dios y el Cordero; ellos son el cortejo del Cordero adondequiera que vaya".

    Yo diría más que Quintana: al nasciturus se le roba el mundo y ¡gran tragedia! al mundo se le roba ese nasciturus. Somos pobrísimos por ese robo.

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  4. Esperaba que mi planteamiento despertase oposición; me alegro de haberme equivocado. En cualquier caso, conduce (no lo conduzco yo) a la inquietante idea de que, si el feto es efectivamente una persona, el aborto provocado es una manera de garantizarle el cielo, que acaso hubiera perdido por sus deméritos de llegar a nacer. Y eso, hablando de méritos o deméritos, para no recordar la ironía de Borges, según el cual "israelitas, cristianos y musulmanes profesan la inmortalidad, pero la veneración que tributan al primer siglo prueba que sólo creen en él, ya que destinan todos los demás, en número infinito, a premiarlo o a castigarlo". Por atroz que sea la conducta de una persona (digamos Hitler, o Stalin), es tan imperceptible esa atrocidad en relación a lo eterno, que condenarla eternamente por ella parece, sin comparación posible, infinitamente más atroz. Y lo mismo digo del premio infinito, ante la absoluta irrelevancia comparativa del mérito... En fin, reconozco que la religión, que para tantos creyentes es un refugio y una serenidad, para mí, que no creo, es más bien inquietante. Me parece, como a Borges, una rama de la literatura fantástica; y (como también a él, pienso, aunque no lo dijera), de esa zona de lo fantástico que, no raramente, confina con el horror.

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  5. En el Juicio Final sí que se alegrará de haberse equivocado, Marinero, no tanto ahora, por lo que se ve… Pero postrimerías personales aparte, es un tema muy siglo de oro el que saca a colación: ese vengador que se pregunta, por ejemplo, si matando al enemigo que sabe en estado de gracia está verdaderamente vengándose o premiándole, o al revés, el que ama a alguien y tiene, por tanto, tentaciones de asesinarlo después de confesar, para mandarlo a la Gloria. Lo mejor es dejar la cosa en manos de Dios y no complicarse demasiado, ni ir por ahí matando a nadie.

    El único mérito para ir a la Gloria es el amor de Dios, de modo que los nasciturus lo tienen de sobra, además de un bautismo de sangre. A Hitler, le dirá en el Juicio Dios: "A pesar de todo, te quiero". Lo que está por ver es si Hitler es capaz de pasarse la eternidad adorando a un judío, venerando a una judía, compartiendo mesa y mantel con tantos a los que aplicó la solución (no tan) final... La libertad de Hitler es sagrada para Dios, y decidirá él. Y con Stalin más de lo mismo: un paraíso lleno de espíritus, de poesía íntima, de libertad... no sé si será para él o no, pero sé que dependerá de él. Como Borges, que también eligió. Y es cierto; eso que usted le supone no lo dijo: dijo el Padrenuestro, como ya sabemos. Fue su última palabra.

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  6. Y qué bueno lo de María, el robo mutuo. Lo utilizaré pronto, con su permiso.

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  7. Muchos serán los que en el Paraíso tendrán que hacerse preguntas, o reírse de sí mismos; por ejemplo, los soldados de la División Azul, a los que me imagino muy creyentes, que en su partida, como recordaba hace unos días la hemeroteca de La Vanguardia, lanzaban estentóreos vivas a Hitler. Cosa que quizá, lo de las preguntas, habrían evitado de hacérselas aquí. Digo esto porque la impresión que me producen muchos creyentes (no todos, ni quizá los mejores) es la de tener las respuestas de antemano, y encajar lo que les llegue (aunque haya que martillarlo un poco) en el encasillado ya previamente dispuesto... En fin, digamos que el "todo mortal" con que al parecer se despidió Bécquer del mundo, a pesar de su aroma ligeramente incrédulo, no me hace juzgar de ninguna otra manera su vida de cristiano, aunque a Enrique le baste la despedida de Borges para estar seguro. Si de Cristo no fueran conocidas otras palabras que aquellas que dijo en la cruz, "Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado", quién sabe qué pensaríamos ciertos herejotes. Y es que yo estoy siempre lleno de dudas; pero los creyentes, y los ateos (ya digo que no todos), tan seguros (de Borges o de lo que sea), se me hacen extraños: yo diría que hasta me asombran. Cuánto saben, incluso de lo que difícilmente se pueda saber.

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  8. Esta retirada a tiempo es una victoria.

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  9. Veo que no se guardó mi comentario ayer.
    Decía que mi idea, si la haces tuya, ya es tuya. Un honor, ya estoy desando leértela.

    Pero te corregía un pequeño matiz: el robo no es mutuo, sino doble. El aborto le roba al niño y al mundo. El pequeño, inocentísimo, no roba nada. El mundo, menos inocente porque se deja robar.

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  10. No sé qué pudo pasar con tu comentario. Me inquieta que se pierdan. Gracias por insistir: efectivamente no es mutuo sino doble. Inteligencia y caritativos comentaristas, darme el nombre exacto de las cosas. Doblemente agradecido.

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  11. Dadme, pedí, y me lo cambió el descorrector de blogger.

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  12. ¡Ese Marinero! Cada vez afina usted más... yo no sé dónde acabarán mis dogmáticos convencimientos si sigo leyendo sus certeros apuntes.

    José Luis

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  13. No se preocupe José Luis; sus "convencimientos", sin duda, seguirán incólumes; siempre pasa. Por ejemplo, hace un rato he intervenido en un foro del periódico "La Vanguardia", en defensa de los derechos de autor (los partidarios del "gratis total", o poco menos, son allí mayoría), donde una simpática interviniente, vistos mis argumentos, me ha contestado que yo debo ser Víctor Manuel o Ana Belén, "uno de los dos sin duda". Mi respuesta, naturalmente, ha sido "Los dos, hombre, digo mujer, los dos. (Y el Cobrador del Frac). ¿Cómo nos has descubierto?". Como ya decía Emerson, "arguments convince nobody", los argumentos no convencen a nadie. Culpa mía, que no acabo de metérmelo en la cabeza. Habría que añadir "ya aprenderé", pero me temo que sea un caso desesperado.

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