En las calles de mi pueblo montan mesitas para vender los productos del tiempo. Ahora, caracoles y brevas; hace nada, espárragos; en verano, higos chumbos; en septiembre higos; en otoño, castañas y alcachofas. Hay toda una rueda gastronómica, humilde, que gira acompasada con la rueda del año y sus estaciones. Y esos productos están tan buenos, se compran y cocinan con tanta alegría, que uno casi lamenta que el progreso, la importación y los invernaderos hayan convertidos en perennes tantos otros frutos y frutas. “¿Por qué gustan tanto los de temporada?”, me pregunto. ¿Será que al tomarlos cogemos en las manos los tiempos fugaces y nos hacemos la ilusión de que corren para y con nosotros?
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Por que vamos "Con el tiempo".
ResponderEliminarEl otro día me contó mi novia un documental que va sobre las ventajas de consumir productos de temporada, no creo que se aducieran motivos tan bonitos y acertados como los que apuntas.
ResponderEliminarJunto a esto, no se sabe por qué, consideramos que es muy humanitario traer una calabaza de Brasil, en lugar de Albacete. Nos gustan viajadas, supongo.
José Luis
Muchas gracias a ambos por darme unos ánimos tan a tiempo y tan sabrosos.
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