domingo, 30 de junio de 2013

sábado, 29 de junio de 2013

Dos reseñas en Alfa y Omega


En la edición en papel, firmo las dos, pero en la digital solamente la de Pensar por lo breve. La de Abbott la firma el director de Alfa y Omega. Sería estupendo que fuese porque le haya entusiasmado tanto que no haya resistido la tentación de la mixtificación. No creo, ay, más que nada porque el director de Alfa y Omega seguro que resiste muy bien todas las tentaciones. 

viernes, 28 de junio de 2013

Ayer, güelfos; hoy, gremios


De lo más interesante que está ocurriendo ahora mismo en la literatura como mundo, según mi humilde entender, es la fragmentación. Las inmensas posibilidades de las nuevas tecnologías se alían con los viejos métodos y se respira un aire de libertad maravilloso. Un autor que encuentre cerradas las puertas de las editoriales, ya sea porque no es conocido o porque determinado género o tipo de libro no tenga mercado, siempre puede publicar en internet, vender su libro en Amazon u otro formato para e-book, autoeditarse el libro a precios cada vez más económicos y venderlo en presentaciones o a través de un blog, imprimir un puñado de ejemplares y mandarlo a los lectores que le interesan, fotocopiarlo, y alguna más que ahora mismo no se me ocurre. 

Todo esto exige la existencia de unos pocos lectores interesados, a los que el prestigio de un sello editorial no les obnubile y que estén dispuestos a franquear ellos el paso a la buena literatura. Si el otro día me di el lujo de resucitar a los güelfos blancos, con un enorme éxito, todo hay que decirlo, hoy propondría, pues la lectura a pelo es una actividad de riesgo, la creación de un gremio de lectores, en el que podíamos crear hasta grados de aprendices, oficiales y maestros; y en la que uno pusiera sobre el tapete su prestigio al llamar la atención sobre un libro u otro.

Yo, en mi condición de fundador del Gremio de Lectores, y aprovechando mi autoconcedida condición de oficial, me atrevo a proponer como lectura los aforismos de Marzioni. (Ya me diréis si me pasáis a aprendiz o qué.)


domingo, 23 de junio de 2013

Oh... Ah... Eh...


Ayer, simpatiquísimos lectores me destrozaron. Pocas cosas tan desconcertantes como un elogio (oh) que acaba revelándose fruto de una lectura equivocada (ah) y exigiéndote unas incómodas explicaciones (eh). En el bautizo del pequeño Estanis, mi artículo de Misión salió a colación, primero en forma de aplauso, e inmediatamente después como animado debate. Con todo, lo peor había ocurrido por la mañana. Un desconocido muy agradable se cruza conmigo por la playa, abre un franca sonrisa como una sombrilla y me dice: "Venga, a disfrutar ahora, que todavía no han llegado los comepeces". Qué desconcierto, porque a mí los comepeces me gustan más que a ellos los peces, y creo que lo había dejado claro. En este artículo de hoy, reinsisto. No sé qué pensaré ese amable caballero, si lo lee. 


viernes, 21 de junio de 2013

Tiene cura


Si piensa usted que Gustavo Adolfo Bécquer es poeta de adolescentes la cosa es grave, y es más y piensa que lo es de pre-adolescentes, todavía es más grave; pero no se preocupe: hay tratamiento y tiene, si se siguen los pasos, un 100 % de probabilidades curación. 




miércoles, 19 de junio de 2013

Güelfo blanco


Para mi artículo de hoy, quisiera que fuese leído con el tono de esta muy admirable entrada de Compostela. Y no me refiero al poema de Luis Alberto de Cuenca, eh, o no sólo ni principalmente, siendo como es un gran poema. 






domingo, 16 de junio de 2013

Obama y yo


Nicolás Gómez Dávila (el anti Obama, diríamos) decía que periodista es que nunca escribe para sí. En este artículo yo no he hecho de periodista, pues he escrito de algo que me interesa muchísimo. Ya veremos si a los lectores...


miércoles, 12 de junio de 2013

miércoles, 5 de junio de 2013

Lo cursi es chulo


Los premiados alumnos que premiosos le han negado el saludo a Wert —entre aplausos y vítores, presenciales y mediáticos, naturalmente— han redimido un tanto mi artículo de hoy. Tenía yo miedo de que, de tan sentimental, pecase de cursi; pero ya no. Como les niego el saludo a los revoltosos y me concentro en los míos, si no brillantes sí luminosos, y en lo que considero esencial de la educación, acabo esbozando —de carambola, pero aquí se queda— mi propio gesto torero. No será entre vítores y aplausos, eso lo sé.