viernes, 1 de julio de 2011

Renunciar a la errata

No me habían avisado de la revista, así que pensé que el envío de Un secreto temblor era una cortesía de la editorial o del autor. Pero era, ya digo, que en Poesía Digital habían pensado que yo lo criticase. Tuve que escribir esta reseña a contrarreloj… como se nota en alguna descarada repetición. Con más tiempo no hubiese rechazado tan rápido la repentina ocurrencia de introducir una errata mayúscula:
el secreto temblor que nos recorre
en la cima del éxtasis.
Por no hablar —¡cielo santo!—
de esas misas salvajes,
cuerpo a Cuerpo,
donde Tú te me entregas
con la pulsión a punto de romperse 
 […]
Para la próxima vez, ya no me resisto.

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