martes, 14 de junio de 2011

Triple salto mortal

Uno,

dos

y tres

9 comentarios:

  1. Me gustaría saber qué hay detrás de ese "hasta casi el final de su vida" en que dices que Borges mantuvo sus luchas. Sería encantador que hubiese muerto converso.

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  2. Gran lector, admirable JSR, porque estaba escrito con toda la intención. La explicación, en el salto tercero.

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  3. Ya nada. Acabo de leer el "tres" (¡qué tres, Dios mío!). Me has hecho feliz una vez más.

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  4. Reconozco no entender bien la sucesión de comentarios. Me parece deducir que, del hecho de que Borges hubiese muerto repitiendo el Padrenuestro en varias lenguas, ambos interlocutores deducen su conversión. (Quizá también, supongo, de que hubiese solicitado, o le fuera ofrecida, la asistencia de un sacerdote católico; la iniciativa pudo partir, por ejemplo, de María Kodama, y él aceptar por no disgustarla). Me parece mucho deducir. Como EGM también cuenta, tenía de muchos años la costumbre de decir un Ave María diariamente, no obstante lo cual siempre se proclamó agnóstico ("me interesa y no creo", frase también citada por EGM). Yo creo que no son datos bastantes para sacar semejante conclusión. Me parece que, en ella, influyen, más que los datos mismos que se nos da, el deseo de que tengan ese significado y no otro. Un deseo comprensible, pero que no hay que tomar, sin más, por la realidad.

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  5. En efecto, como decía Pearce, de un hombre que se llame David Meyer Levy no cabe deducir necesariamente que sea judío.

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  6. Me parece que el wishfull thinking es más predicable, Marinero, de sus conclusiones, que de la cabal constatación de que Borges tuvo una muerte cristiana. Le guste o no.

    Me ha hecho gracia la coincidencia de su hipótesis -a saber, eso de "por no disgustar a María Kodama"- con la hipótesis de André Gide sobre la cristiana muerte de Montaigne.

    Gide,en el prólogo a una selección de fragmentos de Montaigne, a cuenta de las inconsistencias (valiente anglicismo) de la conducta humana, cita a Montaigne cuando critica a quienes "explican las acciones de un personaje, y, si no pueden doblegarlo bastante, acaban atribuyéndolas a la simulación". A renglón seguido, Gide cita a Saint-Evremond: "lo que parece ser contradicción lo achacan a causas ajenas".

    Y lo sorprendente del tema, es que 5 páginas después, Gide explica el cristiano final de su escéptico favorito diciendo "Es cierto que su mujer y su hija lo asistieron en los últimos momentos y sin duda lo impulsaron a morir (...) más devotamente de lo que habría decidido por si solo".

    Huelga subrayar la patente contradicción en la que incurre Gide, entre lo que critica y lo que hace por explicarse el escepticismo de su héroe.

    No es que usted sea Gide, Marinero, pero hay que ver que argumento tan romo se le ha ocurrido. ¿Y si lo hizo por María Kodama -remota posibilidad- cambiaría en algo que lo hiciera?

    Yo no levanté la mano un día en el colegio para pedir la primera confesión, ni rellené una instancia para hacer la primera comunión. Espero que mis hagiógrafos del futuro no vean en la iniciativa de mis profesores y padres un inequívoco síntoma de mi agnosticismo.

    José Luis

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  7. Yo también espero que los "biógrafos del futuro", por más católicos que fueren, no vean en el hecho que EGM nos cuenta de su costumbre de rezar diariamente un avemaría un inequívoco síntoma de un catolicismo oculto en un hombre que siempre se declaró agnóstico.

    A mí no me parece nada mal que Borges, al final de su vida, se hiciera cristiano, o católico; sólo me parece que las "pruebas" que se aducen, igual que el avemaría de que hablaba, no bastan para afirmarlo.

    En cualquier caso, el Borges al que admiramos (quiero decir, el que escribió y dijo las cosas que le han ganado su prestigio) es ése que toda su vida se declaró agnóstico, el que veía en la filosofía y la religión "una rama de la literatura fantástica"; la convicción, al menos, del escritor Borges fue siempre ésa.

    Y, ya que de relacionar a Borges y Chesterton se trata, permítame José Luis que cite unas palabras del primero, incluidas en su prólogo a "La cruz azul y otros cuentos", del segundo, y relativas a él: "Buscó y encontró su salvación en la fe de Roma, de la que afirmó extrañamente que se basa en el sentido común". Son de sus últimos años (no pudo completar los 100 títulos de que había de constar la "Biblioteca personal", en la que se incluye).

    Yo no busco otros síntomas del agnosticismo de Borges que lo que él mismo dijo tantas veces, y durante tantos años; ni una sola vez en cambio, que yo sepa, se dijo católico. Las interpretaciones son cosa de cada cual; sólo que conviene no confundirlas con los deseos. No puede ser mi caso, porque a mí me es perfectamente indiferente lo que Borges fuera o no; temo que para otros no lo sea, y eso influya en su juicio. Yo no soy un militante a favor del agnosticismo; la misma idea de militancia respecto de una convicción tan poco dogmática, me parece absurda.

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  8. Marinero, le doy una cita de Borges sobre GKC más epatante aún:

    "Eso es todo,salvo que la «razón» a la que Chesterton supeditó sus imaginaciones no era precisamente la razón sino la fe católica o sea un conjunto de imaginaciones hebreas supeditadas a Platón y a Aristóteles"

    La cita no cambia ni un ápice los hechos -no discutidos- de que murió asistido por un sacerdote y rezó cinco veces el Padrenuestro.

    Lógicamente, Marinero, ignoramos si se produjo un acto de contrición perfecta. Según la "superstición" cristiana, el juicio sobre este extremo le corresponde a Dios, por lo que comprenderá que es bastante gracioso que usted se ponga a valorar la suficiencia o insuficiencia de las pruebas.

    José Luis

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  9. Siempre creo que he dejado las cosas claras… hasta que viene Marinero y me hundo en un abismo de dudas sobre mi capacidad de explicarme. Bien, haré un esquema. Yo no niego en ningún momento el agnosticismo de Borges, que nunca me impidió admirarlo. Simplemente noto 1) que en su obra se puede apreciar bien que su dificultad era no poder creer en la mortalidad y en la nada y en el olvido, a los que aspiraba, pero que intelectualmente no lograba concebir; 2) que sintió siempre una fascinación por Jesucristo (cuyo rostro buscará hasta el último de sus días y 3) que su muerte fue como fue. Mi tesis es que todo unido le da una tensión a su obra muy interesante (desde el punto de vista del lector, como han defendido entre otros Eduardo García de Enterría y Héctor Zagal) y muy sorprendente desde el punto de vista biográfico.

    Lo del avemaría diaria jamás lo presento como prueba de su conversión, sino como un hecho y como un prueba, si acaso, del conflicto que arrastraba desde sus padres. Jamás diría que Andrés Trapiello es un escritor católico, aunque su avemaría también la reza. Y como una pequeña avemaría no contradice el agnosticismo de nadie ni, a lo que se ve, la categoría literaria de sus rezadores, me permitiría aconsejarle esa inocua costumbre a Marinero.

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