jueves, 23 de junio de 2011

¡A la carga!

Tener un hijo es milagroso e infinitamente mejor que no tener ninguno; y tener dos es el doble; y así —supongo y espero—  en progresión geométrica. Una ventaja específica del segundo es que obliga al padre tradicional (esto es, a mí, sin ir más lejos) a entrar en primera línea de la batalla doméstica. Una madre amorosa y entregada (esto es, mi mujer) se basta y se sobra para criar ella sola a un unigénito, mientras el marido se va quedando en una tan cómoda como difuminada retaguardia. Ha sido llegar el segundo, sin embargo, y en cinco días he intimado más con nuestra hija mayor que en los doce meses anteriores. Éste ha venido con un plan debajo del brazo: la plena incorporación de su padre al frente de la lucha familiar. Dios se lo pague.

3 comentarios:

  1. Enhorabuena. Si sigues siendo generoso y tienes más, verás que empieza a no daros tiempo a los dos para atenderles. Pero sacas fuerza de donde no había, exprimes el tiempo y llegas a todo, a atender al trabajo, a atender a tu mujer y a criar a tus hijos, dándoles lo mejor de tí.

    Te lo digo yo que he tenido 9...

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  2. Enhorabuena otra vez. Ahora eres, por lo tanto, el triple de padre que hace unos días. El efecto multiplicador de todo lo positivo.

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  3. Carlos dijo:

    Gracias por el recuerdo del vídeo. Y mis mejores deseos para los cuatro.

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