La segunda. Con las prisas, que fueron mías, psicológicas y, por tanto, tontas, me fié de mi memoria y transcribí mal los versos de Aquilino, que en realidad son:
Qué pena que no vinieraMenos mal, a pesar del error, lo de mi mala memoria, pues una cosa es desear que la riada se lleve a Zapatero y otra que se nos ahogue el hombre. Distinto es a un hipotético concejal que a un señor, al fin y al cabo, de carne y hueso.
un diluvio universal
y se ahogara del alcalde
al último concejal.
Es un artículo excelente, para que conste.
ResponderEliminarTe lo agradezco de corazón, Ángel. Después de tu comentario del domingo pasado me he pasado la semana temblando. Uf, saber que los domingos me contrastas con el gran Juaristi.
ResponderEliminarHoy le ganas, aunque su artículo tiene como siempre interés, humor y su punto de profundidad.
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