domingo, 5 de agosto de 2012

Cuerpo a tierra

Tenía que haber escrito quizá de las declaraciones de Tomás Gómez a favor de una ley que impida a los miembros del Opus Dei acceder a las responsabilidades públicas por estar detrás —según él— de las reformas al aborto. Rinde así un inmenso homenaje a la Prelatura, haciéndola un epítome de la defensa de la vida. Pero qué pereza. Estoy muy desinflado estos días y he hablado, lógicamente, del cuerpo a tierra

8 comentarios:

  1. Mientras unos lucen cueros en la playa, otros hacen striptease ideológico. ¿Será la primera entrega de uno de esos calendarios a beneficio de algo? Esperamos impacientes las otras once.

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  2. Todo un demócrata este Tomás Gómez.
    Y el artículo, espléndido, como siempre.

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  3. Enrique, desde la más profunda admiración, no sé cómo es posible defender hoy en día a una secta que propone cosas tan horribles como la mortificación ( he visto las heridas de varios amigos por estas prácticas )o que hace que chavales de 20 años estén endeudados de por vida por vivir en sus colegios mayores ( sus próceres los convencen para que pidan un préstamo bestial en un banco que cuente con numerarios en sus filas ). La lista, que me ha tocado vivir muy de cerca, es infinita...

    Un abrazo

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  4. Perdona, Carlos, porque he tardado un poco en publicar tu comentario. Ha sido porque no me llegó al correo y hasta que no he entrado en blogger a colgar el enlace a Hugué no he encontrado que había uno pendiente de aprobación. Doy tantas explicaciones por si te ha dado la sensación de que censuraba tu contribución.

    El Opus Dei no es una secta, sino una institución perfectamente aprobada de la Iglesia Católica, que como veo, no te gusta, lo que es del todo respetable. Pero hay que tener cuidado con las palabras, porque si no se nos mezcla todo. La mortificación corporal es una práctica ascética de hondas raíces tradicionales, que se practica en toda la Iglesia, en todas las religiones y en el mundo laico (veánse dietas o sesiones de gimnasio, por ejemplo). Mi experiencia con la Obra es la contraria: piden que sean leves, huyen de las extraordinarias y cuidan mucho la salud (mental y física). Seguro que tu espanto ante lo que se hicieron tus amigos no es nada comparado al de su director espiritual. Lo de los préstamos lo desconozco, te confieso, pero apuesto a que no son prácticas raras ni redes financieras para timar a incautos, sino simplemente los préstamos normales que se piden para estudiar o para vivir mientras se estudia según las normas y los usos del mercado en cada momento.

    Te agradezco mucho la admiración y el tono amistoso de tu pregunta. Otro abrazo,
    E.

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  5. Por cierto: otra visión horrible de estas fechas es la de cueros sexagenarios exhibiéndose en caminatas agotadoras bajo el sol y sobre el asfalto de los paseos en las afueras de la ciudad. Debe de ser la división senior del Opus Dei.

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  6. Respecto de Tomás Gómez, ¿por qué preocuparse de medios días habiéndolos enteros?
    Comprendo tu cansancio en estos días de 32 º a la hora de acostarse: en tiempo de melones no funcionan los sermones.

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  7. Tampoco en este caso el Diario de Cádiz, sea por motivos internéticos u otros, ha publicado un comentario mío, que encima era de lo más inocente. Decía en él: ¿"Fuego solar" en el infierno del Dante? No, oiga; el fuego que atormenta a los condenados no procede de los rayos del sol, sino de unas llamas que caen continuamente, a modo de lluvia, sobre el arenal donde están los condenados. El sol no es ni visible en las honduras infernales. Así que la comparación, en fin.

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  8. Las comparaciones no son entre réplicas exactas, porque entonces serían inútiles. Con todo cambiaré en mi archivo (en el Diario no puedo) "fuego solar" por fuego caído del cielo o fuego cenital, y ya está. Gracias por la vigilancia ardiente, como las arenas (de la playa y las dantescas).

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