miércoles, 29 de mayo de 2013

Que discutan


Mi artículo de hoy se recrea en la alegría de quienes se salvarán por la reforma de la ley del aborto, si llega.


Pero como decíamos ayer, estoy fascinado por el debate encendido. Los insultos a unos y a otros, que se han producido en los exactos términos que decía en mi artículo (tontos vs. nazis), me parecen más o menos bien, pero son lo de menos. Del artículo que me llevó al informe de ACAI, de lectura tan sugestiva, me pareció tremenda la cuestión subyacente del anonimato: satisfacciones aparte, la única que no quiere mantener su nombre escondido es la única que no abortó. Qué significativo, ¿verdad? Y del debate de Arcadi, además de su tono, de tan claras resonancias nietzscheanas, me tengo que reír con/de sus explicaciones, donde se lía  y acaba postulando el aborto a los ciegos. ¡Los ciegos, madre mía! De sus dos replicantes (uno y dos) discapacitados, me entusiasman sus sendas defensas de la dignidad y comprendo y comparto que se sientan humillados y ofendidos. Me rechina mucho, en cambio, que ambos postulen el aborto libre, y que sostengan que es una decisión de la mujer. ¿No se dan cuenta que de esa manera no hacen sino privatizar el aborto eugenésico?

Y ahora viene el liberalismo fáustico [sic] sin careta. 



28 comentarios:

  1. Lo siento, pero tu frase "A partir de los nueve meses de la nueva ley, si se aprueba por fin y se aplica, comenzarán a nacer unos niños que hubiesen sido abortados." no se sostiene.

    La ley que dice Gallardón que va a hacer (y habrá quien se lo crea) no supondrá en ningún caso limitación al aborto sino justificación pepera al cambiar de nombre a las cosas.

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  2. Gracias, Gonzalo. Yo también soy crítico con las lentitudes de Gallardón, pero si la ley fuera tan inútil como mantienes, no tendría tan feroz resistencia fuera y dentro. Con que salve a algunos, ya habrá merecido la pena. Y, además, me parece que todo este debate está dando momentos de gloria y que están cayendo muchas caretas y silencios.

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  3. He leído el blog de A. Espada y sus réplicas y contrarréplicas, y me siento verdaderamente mal. Hay temas cuya mera discusión supone ya darle un determinado reconocimiento. Sé que es importante en la sociedad actual discutir sobre el aborto y sus atrocidades, es más es un deber, pero qué difícil se hace. Realmente lo que dan ganas es de negar directamente la mayor. Es decir, considerarlo como un tema que no merece ni discusión por estar fuera de dudas.
    Me negaría a discutir con alguien sobre la conveniencia o no de matar judíos. Si viviese en la Alemania nazi, me vería impelido, aunque entre arcadas y dolores de parto, a hacerlo. Es lo que me ocurre al tener que discutir sobre el aborto y la dignidad de los discapacitados. Me parece simplemente alucinante, de locura. El hecho de rebajarse a discutir si un ciego debe o no nacer es ya una constatación fehaciente de la abyección a la que puede llegar una sociedad.

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  4. Firmo cada una de tus palabras, Ignacio, todas.

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  5. Un mínimo detalle. Yo comprendo que el autor busque donde sea argumentos que apoyen su posición; pero conviene buscarlos un poco mejor, pienso. Se lamenta de que AE justifique el aborto de los ciegos, y exclama, escandalizado: "¡Los ciegos (Homero, Milton, Borges, el maestro Rodrigo), madre mía!". De Homero no sabemos ni si existió; menos, por tanto, si realmente era ciego y, de serlo, si lo fue de nacimiento. De los otros tres, en cambio, sí sabemos que no nacieron ciegos: la ceguera fue posterior en todos los casos. O sea, que no hubieran podido ser abortados por una ceguera inexistente. De otro modo: el aborto por ceguera, de haber existido en sus respectivos tiempos, no hubiera impedido el nacimiento de ninguno.

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  6. Retiro los nombres con gusto. Sustitúyalos el amable anónimo por los ciegos de nacimiento que el conozca y luego piense en abortarlos. Mi "¡madre mía!" seguirá igual de estremecido. En cuestiones de vida y muerte, no soy un snob cultural.

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  7. No creo, efectivamente, que EGM sea "un snob cultural"; sí creo que se vale de los argumentos que encuentre a mano, si le parece que pueden impresionar, aunque en sí mismos no sean muy sólidos. Él, no yo, escogió mencionar a esos nombres, para añadir, según creía, peso a su argumento. Yo no tengo la culpa, de veras.

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  8. Pero si le doy la razón... No se preocupe, los borro. No quiero nada que eclipse lo de Arcadi.

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  9. Es lamentable una respuesta así, puramente anecdotica,"un mínimo detalle", en una cuestión de vida y muerte.

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  10. Puede el amigo Ignacio lamentarla (mi respuesta) todo lo que quiera, que yo no me opongo. En eso me parezco poco a otros, que no admiten más opinión que la suya. Yo, de veras, acepto, y hasta encuentro deseable, que otros opinen de otra manera, y no me lamento por ello. Y, respecto a lo anecdótico, recuerdo lo que cuenta precisamente el ciego Borges, tomándolo de De Quincey: "A un caballero, en una discusión teológica o literaria, le arrojaron en la cara un vaso de vino. El agredido no se inmutó y dijo al ofensor: Esto, señor, es una digresión; espero su argumento. (El protagonista de esa réplica, un doctor Henderson, falleció en Oxford hacia 1787, sin dejarnos otra memoria que esas justas palabras: suficiente y hermosa inmortalidad)". Yo supongo que, dada su impaciencia con lo anecdótico, IT hubiera procedido, de verse en el caso, de un modo más violentamente resolutivo. Y que el tal doctor Henderson le hubiera parecido un pusilánime, por no decirlo con el término aún menos grato que a IT se le ocurrirá fácilmente. Qué le vamos a hacer.

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  11. Yo admito todas las opiniones. Distinto será que las respete. Es más, no sólo las opiniones, si no también los hechos, porque no me queda más remedio; a los cientos de miles de abortos criminales que se realizan cada año en España me remito.
    Además su comentario me da la razón, lo de los nombres de los ciegos es una mera disgresión, por favor, ahora los argumentos

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  12. "Digresión", amigo IT. Y yo no daba nombres de ciegos; eso era cosa de EGM. Yo me limitaba a señalar que no lo eran de nacimiento, y que eso invalidaba su afirmación; ése era mi argumento. Por lo demás, y aunque él crea sin duda lo contrario, calificar de "criminales" las cosas que no le gustan no es un argumento; es, en palabras también de Borges (aunque referidas a otro asunto), "mero terrorismo verbal". Yo me limito a señalar que quienes apoyan la despenalización, con unas u otras limitaciones, no son, como acostumbran a pensar, y a proclamar enfáticamente, algunos (que no todos, por fortuna) de sus contrarios, "criminales" (o también, alternativamente, "asesinos", "nazis", y otras lindezas). Que ese hecho, obvio, sin embargo guste poco a IT, no es problema mío, sino suyo.

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  13. Dejemos ya lo de los ciegos, si es posible, por favor, por piedad, por misericordia.

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  14. Dejado queda. Yo ya dije todo lo que, al respecto, tenía que decir.

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  15. Lo de "terrorista verbal" me parece poco precio todavía por el augusto placer de llamar a las cosas por su nombre. Y convendrá conmigo al menos en que sí eran criminales los que falsificando algunos de los supuestos de la ley del 85 abortaban y los que miraban para otro lado. Desde el más aséptico positivismo jurídico...

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  16. Digresión ciertamente, y ya va otra más.De eso se trata de que se penalice lo que debe estar penalizado. Matar judíos dejó de estarlo en Alemania hace no tanto tiempo.

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  17. La palabra "criminal" significa, según el diccionario, "Que ha cometido o procurado cometer un crimen". Desde el punto de vista de EGM, todos, dentro o fuera de la ley, lo son; desde el punto de vista de la ley, quienes tal hacían eran delincuentes, lo que es muy otra cosa.

    Digo más: los que encuentran intolerable en su país que el aborto esté despenalizado en determinados supuestos, y consideran "criminales" no sólo a los implicados en uno, sino a los que no lo denuncian ("miraban para otro lado"), no suelen luego tener inconveniente ninguno en tratar, en cuanto salen de él y van a dar a cualquier otro donde el aborto esté despenalizado, en tratar con dichos "criminales" ni en "mirar para otro lado" todo lo que haga falta.

    Y es que, para ellos, MI país (con mayúscula) tiene un sentido absolutamente posesivo: es el país que es MÍO, de mi propiedad, y donde, como un paterfamilias tiránico, me considero no sólo autorizado, sino obligado, a imponer mi santa voluntad (nunca mejor dicho), y a encarcelar a quien no la cumpla. Quizá ni siquiera como el "paterfamilias tiránico" que decía (y que no suelen procurar el encarcelamiento de los miembros de su familia), sino como un tirano sin más.
    Pero los otros no son "mi" país, el país de mi propiedad, y trataré con ellos aunque allí esté legalizado el "crimen", y con sus naturales en particular, aunque sean "criminales" (y todos lo son, según eso, por activa o por pasiva, por practicar el aborto o por tolerarlo).

    En fin, que, como decía Groucho, estos son mis principios; pero (para la exportación) si no le gustan, tengo otros. (Y eso sin hablar de quienes vociferan contra la despenalización, pero no tienen inconveniente, llegado el caso, en mandar discretamente a la niña a Londres, o donde se tercie, para seguir vociferando luego).

    Y es que en esto pasa, sin duda, como con aquellas dobles versiones cinematográficas de la época de Franco, una censurada para consumo interno, y otra sin censura para el mercado exterior. Y si alguno, como me ocurre a mí, no acaba de ver clara la calidad de semejante ética..., pues será que es ciego, como los que ya citamos antes. Que la cosa está clarísima, oiga.

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  18. Mil gracias a EGM por sus amables palabras. Que no me sorprenden, aunque me produzcan un puntito de melancolía. Yo supongo que es con la mejor voluntad con la que, incapaz de entender que alguien no comulgue (de nuevo, nunca mejor dicho) con sus sagrados principios, prefiere, antes que atribuirlo a maldad infinita o ensañada crueldad, suponer que se debe a demencia. Yo, pobre de mí y de mis limitados y delirantes medios intelectuales, no pienso nada parecido ni de él mismo ni de quienes defienden sus mismos principios; creo que lo hacen de buena fe, y del mejor modo y con los mejores argumentos que pueden. En eso, como EGM puede ver, me parezco a tantos otros locos y/o malvados como hay en los países occidentales que suelen considerarse más avanzados, donde la gente acepta convivir con quienes no comparten sus mismos principios, por sagrados que los consideren, y no los cree por ello ni enfermos de la mente ni criminales. Pero no se escandalice EGM por ello: ya Spengler habló de la decadencia de Occidente. Así nos va. Perdónenos EGM, recordando que, en cuanto dementes, somos también irresponsables, y que Dios, en su infinita sabiduría, sabrá por qué nos hizo así..., y por qué hizo tantos.

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  19. Cachis... acabo de volver de la farmacia. Tenía que haber leído esto antes para ver si tenía que traer algo...

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  20. Propone esta entrada, y otra anterior, que se discuta sobre el tema de la despenalización del aborto. Pero, a mi modo de ver, no hay tal propósito de "discusión", sino sólo de dejar clarísimos ciertos inatacables principios, y hasta descalificar ("se le ha ido la olla") a quien se atreva a cuestionarlos. Si de verdad se pretendiera discutir, el caso de estos días en El Salvador era una excelente oportunidad para ello. ¿Alguien ha visto por aquí la más mínima alusión? Hay silencios clamorosos. Aquí un enlace, para quien al menos quiera enterarse de algo.
    http://www.lavanguardia.com/internacional/20130604/54374666113/cesarea-salvador-aborto.html

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  21. Lo de la olla no era un insulto sino una constación: eso de los países, Franco, y las películas dobladas no venía —en mi humilde opinión— a cuento.

    En twitter llevo toda la mañana hablando del caso Beatriz, naturalmente.

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  22. ¿De veras decir que algo "no viene a cuento" y decir que a uno "se le ha ido la olla" le parece a EGM lo mismo? Temo que su sentido del lenguaje sea menor de lo que yo suponía. Pero no, no digo bien, no lo temo; sólo temo que no le importe retorcer un poco dicho sentido para acomodarlo a sus intereses. En fin.

    Desconocía (no tengo twitter) que allí se hubiera EGM referido a ello. Por lo que he visto, sólo se recogen en el enlace las opiniones de una parte, la que está a favor de la prohibición de todo aborto provocado. La otra no existe, o no cuenta. Y eso a costa de decir cosas, en lo que he leído, como que nunca el aborto provocado es necesario para salvar la vida de la madre. No fue eso lo que ocurrió en el caso de Irlanda, hace unos meses, a que me refería en una entrada anterior sobre el mismo tema, y en la que precisamente esa actitud costó a la madre la vida. Sólo que eso (como cualquier otra cosa que pueda desmentir o cuestionar las "certezas" que allí se alegan) no es siquiera mencionado en lo que he visto. Me parece algo así como lo de la vieja Ley del Jefe, con sus dos únicos artículos: 1º, el Jefe siempre tiene razón, y 2º, caso de no tenerla, se aplicará el artículo 1º.

    Nada se "discute", ni aquí ni allá: se descalifica, de un modo más o menos rudo (si hace falta, ya se plegarán velas, diciendo que los términos más gruesos eran sólo una manera -peculiar, ciertamente- de decir que algo "no viene a cuento") a quien se atreva a proponer una alternativa, y ya está. Lo cierto es, según temo, que la madre irlandesa murió precisamente por ese aferramiento intolerante a ciertos "principios" intocables, que quienes así los defienden muestran con ello que son tales principios lo que de veras les importa, no la vida que dicen defender, y que frente a ellos pasa a segundo lugar. Triste cosa. E hipócrita, por cierto, en mi opinión.

    Aunque yo, más respetuoso en esto que EGM y "los suyos", no me permita descalificar personalmente a nadie, ni afirmar que a nadie "se le haya ido la olla", cosa en mi opinión radicalmente diferente, y hasta opuesta, a lo de decir que algo "no viene a cuento".

    Pero en fin, creo inútil proseguir. Como dice la frase popular, "cuando uno no quiere, dos no discuten". Y me parece obvio que aquí, efectivamente, hay una parte que no quiere discutir nada; lo que realmente quiere es otra cosa, que habría que designar, para ser justos, con un término algo menos grato.

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  23. Su versión más bien parece ser: "Dos no discuten si el otro no me da la razón". Enriquecida por: "Tus insultos soeces son, y los míos argumentación".

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  24. No, oiga, yo no pretendo que nadie me dé la razón. Digo simplemente que aquí sólo se da la opinión de una parte, la más cerrada e intolerante; como ya mostré con el ejemplo del jesuita Juan Masiá Clavel (ignorantísimo profesor de Bioética en una universidad católica de Tokio. Copio enlace a un artículo suyo; tiene unos cuantos sobre el tema), ni siquiera dentro de la propia iglesia católica esa postura es la única.

    http://elpais.com/elpais/2013/05/10/opinion/1368187525_881284.html

    Por lo demás, EGM decía personalmente de mí que "se me había ido la olla"; muéstreme, para que yo lo vea, dónde digo yo personalmente de él una barbaridad semejante, o diferente. Cosa distinta, aunque él prefiera no verlo, es que determinadas posturas que me parecen contradictorias (como considerarse defensores de "la vida", pero encontrar perfectamente aceptable que una mujer muera por prolongar un embarazo inviable) las encuentre hipócritas; en el escrito a que EGM nos remite se refieren sus autores a quienes tienen el atrevimiento de discrepar o cuestionar sus absolutas (o absolutistas) certezas con términos muchísimo más abundantes, y desde luego menos gratos.

    No, oiga: ni EGM puede haber visto, ni verá, que yo le dedique personalmente ninguno de esos términos, que yo no encuentro soeces (eso es otra cosa), pero sí deliberadamente insultantes. No estoy hecho yo de esa manera. Y, lo que es más, creo que él tampoco; lo que pasa es que hay ciertos temas en los que, tanto y tan íntimamente se considera afectado en lo personal (como si a los demás, por no pensar lo mismo, simplemente no nos importara), que, sin más, pierde el norte, y con él las formas. Mala cosa; como indicaba hace unos días un lector, no sólo importa tener razón, sino no perderla por el camino.

    Convencido ya, por triste experiencia personal, de que no es posible razonar aquí sobre este tema, porque en cuanto uno se atreva a discrepar la deriva hacia esa pérdida de formas civilizadas será incontrolable, lo dejo por inútil. Es una suerte que, a pesar de la actitud de EGM y de otras personas al respecto, existan sin embargo, dentro y fuera de la iglesia católica, personas con las que sí se puede razonar. Aquí, triste y manifiestamente, no es el caso.

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  25. Tristemente tiene usted razón Anónimo, en este paisaje no es posible, ya no solo razonar, tampoco discutir (y con discutir me refiero a la dulce libertad de los hombres a plantearse entre ellos las diferencias de pensamientos, desde donde nacen ideas y acuerdos, desde donde nace la historia del propio ser humano), a no ser que la opinión dada sea del agrado de los que aquí hablan (más que escuchan)
    Para mí ha sido un placer poder escucharle (quizás mi olla también este lejos de mí como la suya de usted…)

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  26. Siento mucho entristecer a los dos anónimos. A cambio, me alegra haber dado ocasión para el placer y el entendimiento mutuo. Eso siempre es un consuelo. Gracias por las visitas.

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  27. En fin. Pongo aquí un texto, precisamente del profesor Masiá Clavel (al que citaba anteriormente) sobre este asunto, que acabo de leer en la edición digital de El País. Lo hago sólo para que contraste con el texto a que en su momento me remitía EGM, y para que se vea que es cierto,como ya dije, que lo allí representado es sólo el sector más cerradamente intolerante del catolicismo, y que por fortuna hay otros. Claro que yo sospecho vivamente que, si de EGM dependiera, alguien como Masiá ya habría sido seriamente advertido por el Vaticano, si no directamente sancionado o expulsado. Que con las cosas de abortar no se juega, oiga.

    http://blogs.elpais.com/cuestion-de-fe/2013/06/embarazo-arriesgado-y-aborto-terapeutico.html

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