viernes, 25 de julio de 2014

Crónica



La crónica de mi charla de anteayer es divertida, difuminada por los bordes y, sin duda, misericordiosa. No soy yo el de la foto, que es el cartel de Sinester (2012), de Scott Derrickson, que dijo la frase más maravillosa de toda la velada (en diferido, la cité yo): "Estoy a un libro de Chesterton de convertirme al catolicismo". 

La cité mal, como siempre: "a dos libros", dije. Y fue, como siempre, un error significativo: un libro me parece ya una distancia inapreciable, una no distancia. Es maravilloso el impedimento que le queda a su conversión: no saber cómo educar como un padre católico. Me parece un motivo muy serio, que comparto y que recuerda a Chesterton retrasando la suya por sus padres y por su mujer. Y me ha ganado su argumento a favor del cine de terror: "El terror es el género de la no-negación: es admitir que hay dragones, que hay que enfrentarlos, que el mal existe, asumir la realidad".  Muy chestertoniano argumento, también.

Y una curiosidad. El que se cita en el artículo como un profesor mío de la universidad, es José Jiménez Lozano, al que en mi charla califiqué (presumiendo, lo confieso) como maestro. Otro error significativo, desde luego. 


1 comentario:

  1. Que los derroches de (falsa) hemoglobina de "Viernes 13" y demás inventos sean una forma de "asumir la realidad", de veras que le dejaría preocupado a uno si lo creyera, lo que afortunadamente no es el caso. Para creer en la existencia del mal no es en absoluto necesario tener una idea de lo real tan simplista y de barracón de feria, como tampoco hace falta creer en demonios y en la posibilidad (o imposibilidad) de exorcizarlos: Auschwitz, el Gulag, Ruanda y tantos otros ejemplos bastan y sobran para el caso.

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