miércoles, 9 de abril de 2014

Jardín



Soy tan autobiográfico, que contar la historia de mis amigos me ha supuesto una dificultad añadida, porque no era mía. Me preguntaba si alguien pensará que lo es, y me respondía a bote pronto que imposible porque: 

A. Jamás disimulo mis historias, para qué.  
B. No destaco por mi amor al ahorro, ay. 
C. Leonor jamás desalentaría ningún hipotético interés mío por la jardinería o el bricolage.  
D. Ni ella ni yo estamos cómodos con ese galanteo del quedarse uno con el otro, que tan gracioso resulta, lo reconocemos. 



3 comentarios:

  1. Buenísima la historia. Me ha divertido un montón.

    ResponderEliminar
  2. Ignacio me quitó las palabras de la boca.

    ResponderEliminar
  3. La historia, que en efecto está muy bien, me recuerda una de las "Historias del Tío Vázquez", que el finado Manuel ídem dibujaba en su día. Y es que, presionado por algunos "amigos" que no se resignan a dejarle vivir a su aire (del sablazo y otras artes menores), termina por irse a buscar trabajo. Le ofrecen (creo que en la oficina de paro) uno de jardinero. Y él, comprensiblemente, estalla, indignado, protestando a todo lo que da de que tan mal está económicamente que ha tenido que resolverse (¡horror, horror!) a buscar trabajo, y que todo lo que le ofrecen es dejar dinero. Lo encuentra intolerable. Y yo también.

    ResponderEliminar