jueves, 20 de febrero de 2014

Agius-Arendt-Antígona




10 comentarios:

  1. Es triste lo que le ocurre a EGM no sólo con el tema del aborto, sino, más en general, con el de quienes no comparten su ideología. "No se cuestionan nada", a pesar de las largas discusiones que yo mismo he tenido, en este mismo espacio, al respecto, o de los textos que he alegado de gente tan poco "autocuestionadora" como Natalia Ginzburg, Savater o unos cuantos más, o los argumentos de Masiá Clavel, Gafo, etcétera, etcétera. Padecen "la dictadura del relativismo", a pesar de haber insistido yo también varias veces en el ejemplo (y la cita) de Cernuda y su "tolerante de lealtad contraria / según la tradición generosa de Cervantes" o en sus firmes convicciones (reléase "1936", por ejemplo, y repárese en su fecha de escritura). "Sus argumentos son paupérrimos", y tantas otras.

    Nada de eso es cierto. Quienes no compartimos las (cada vez más) pétreas certezas de EGM bien podemos estar equivocados (posibilidad que, en ciertos temas al menos, no parece que siquiera se le pase a él por la cabeza respecto de sí mismo), pero ni somos indiferentes ni banales ni particularmente malvados o tontos.

    Yo sé que EGM, que no piensa como yo, es inteligente, piensa seriamente en lo que dice, cree de veras lo que afirma y lo defiende lo mejor que sabe, trátese del aborto, de sus convicciones conservadoras (cada vez más conservadoras, según él mismo), o de algunas otras cosas. Es decir, reconozco que se puede disentir de mis propias ideas con honestidad e inteligencia, con valentía personal y buenos argumentos. Un reconocimiento que a él, y a quienes le jalean en esto, parece serle constitucionalmente imposible respecto a sus contrarios.

    Ése es el gran problema, a mi parecer, de cierta derecha en este país, demasiado acostumbrada a la intolerancia, a creerse única y exclusiva (y excluyente) propietaria de la verdad. Desde esa perspectiva, lo máximo que podrá hacer quien la padezca es soportar, por civilidad e íntimamente a disgusto, el derecho del otro a expresar lo que piensa, siente o cree, y hasta su misma existencia. Y así, toda convivencia se hace precaria y amenazada constantemente.

    No verá que yo descalifique a nadie por tener otras ideas que las mías: es enteramente respetable que alguien piense que el aborto provocado es siempre un crimen, como lo es que alguien tenga ideas tan conservadoras como su convicción le pida. Yo NECESITO al otro, al que no piense como yo, para que sea posible una convivencia real, no un simulacro de ella. Pero eso, tan obvio, o que al menos debiera serlo, lo desmiente EGM por su parte una y otra vez. El otro, para él, no sólo tiene ideas distintas de las suyas: NECESITA descalificarlo continuamente por ello, necesita que además sea tonto, malvado, superficial y absurdo.

    Triste, tristísima actitud la suya, por desgracia compartida por demasiada gente. Le invitaría a reflexionar sobre ello; pero a estas alturas, y después de tantísima insistencia en el mismo error, temo que sea completamente inútil.

    ResponderEliminar
  2. Hipótesis de Riemann20 de febrero de 2014, 14:11

    Anónimo, un par de consejos (gratis):
    - Váyase por favor a dar clases de ecuanimidad -gratis- a toda la banda que anda (gratuitamente) echando porquería contra la cultura pro-vida.
    - Vd., tan ecuánime, tan dialogante, etc., vaya cantidad de estiércol absolutamente intolerante que acaba de echar encima del autor de estas páginas. Le sugiero un poco de esa ecuanimidad de la que parece presumir (gratis)
    - Véase un par de videos de gestación y aborto. Ah no, que la dura realidad le parecerá tan tristemente intolerante e impositiva
    - Confronte la línea argumental que usa. El esquema se aplica literalmente al que aplicaban los nazis. Vamos, clavadito
    Y en fin, me dejo de rollos.
    Que ya está muy visto ese postureo de simular indignación, ecuanimidad, blablabla. Que sí, que se puede poner todo lo estupendo que quiera.
    Hala, a dar charlas a las femen.

    ResponderEliminar
  3. Cuantos yoes para un anónimo. Un caso más de "yo y el articulista", versión menos luctuosa del "yo y el finado" de muchas necrológicas. Un yo siempre carente del menor interés.

    ResponderEliminar
  4. Mucho agradecería al hipotético amigo que me explicara en qué mi "línea argumental" se parece a la que aplicaban los nazis. Resumo aquí lo que antes dije:

    1) Quienes defienden una postura contraria a la mía, tienen todo el derecho a hacerlo, y mi absoluto respeto a sus convicciones. (Póngame un ejemplo, por favor, en que los nazis dijeran lo mismo).

    2) Exactamente el mismo respeto que merecen quienes, por tener convicciones distintas, las defienden también. (En uno y otro caso, siempre que ello ocurra dentro de los límites de una discusión civilizada, sin inútiles descalificaciones personales o insultos gratuitos).

    3) Esto implica que no es aceptable descalificar a nadie simplemente porque sus ideas sean otras que las propias. Es muy legítimo considerarle equivocado; pero respetando su derecho a equivocarse de buena fe.

    4) EGM, sistemáticamente y por desgracia, no hace eso. Un par de ejemplos recientes. Del artículo aquí enlazado: 'Tragedias normalizadas de este tiempo, como el aborto, nos vienen a la memoria cuando leemos estas frases sobre Eichmann y su posición: "... sin plantearse ninguna cuestión moral o ética. No se cuestionaba "nada". He ahí el horror, señor Scholem, y a eso es a lo que me refiero cuando hablo de la banalidad del mal" '. De donde se sigue, según esto, que todos los países en los que se permite la interrupción voluntaria del embarazo son países "nazis". En concreto, "Según un informe de 2011 realizado por las Naciones Unidas, los países que penalizan el aborto en todas sus formas sin excepción alguna son: Chile, El Salvador, Malta, Nicaragua, República Dominicana y el Estado de la Ciudad del Vaticano". Todos los demás países, según eso, e incluyendo a todos los de la UE con excepción de Malta; USA, Canadá y toda Hispanoamérica con las cuatro excepciones indicadas, son países "nazis". De donde a su vez se sigue que la idea general de que el nazismo fue derrotado en la 2ª Guerra Mundial es falsa: su victoria es prácticamente completa, y vivimos de hecho en un mundo dominado, de modo prácticamente absoluto, por esa ideología.

    Pero dejando aparte esto, las discusiones tanto entre quienes aceptan alguna forma de aborto provocado como entre quienes no lo hacen, son continuas. Véase este enlace: http://elpais.com/diario/2009/04/06/sociedad/1238968805_850215.html
    Decir que los segundos "no se cuestionan nada" es falso. Copio de la wikipedia: "Desde un punto de vista bioético existe una clara división de opinones:
    Quienes sostienen posiciones antiabortistas basadas en argumentos que califican de científicos -sostienen que la vida humana existen desde la fecundación.
    Quienes sostienen posiciones proabortistas rechazando que el embrión sea un individuo o persona desde la fecundación, existiendo dentro de este grupo diversas posturas respecto al momento en el que puede considerarse que comienza a existir un ser humano.
    Quienes consideran que la posición sobre el aborto, ya sea proabortista o antiabortista, pertenece al ámbito de las creencias personales, ideológicas o religiosas ya que el momento en que un ser puede considerarse humano no puede establecerse mediante criterios científicos".

    ResponderEliminar
  5. Y, en fin, Natalia Ginzburg o Savater, a quienes ya he citado, ¿son de los que "no se cuestionan nada"? ¿De veras les es aplicable que "Los partidarios del aborto argumentan fatal, lo que es lógico teniendo en cuenta la pobreza de sus fundamentos científicos, éticos o humanitarios. Prefieren, por tanto, el tabú, el tópico, el empujón y otras cosas", como EGM afirmaba en un artículo reciente? ¿De veras uno y otra 'argumental fatal' y 'prefieren el tabú, el tópico, el empujón y otras
    cosas'?
    Como ya señalé, el problema con EGM y quienes le secundan en esto NO ES que tengan una postura contraria a la que ellos defienden (cosa legítima), sino que descalifican a cualquiera que no piense como ellos atribuyéndoles una absurda falta de principios que, sin duda, fue la que llevó a Savater a vivir amenazado de muerte durante largos años. En resumen: no compartir los principios excluyentes que aquí se defienden equivale a no tener ninguno, además de a una condición "nazi" que convertiría en tales a la mayoría de los paises del mundo, incluyendo la práctica totalidad de los tenidos por más civilizados.

    Pero yo no hablaba sólo del aborto, que no es más que un aspecto de la cuestión. El gran problema es la incapacidad de aceptar el derecho de otros a pensar (socialmente, políticamente, como se quiera) de modo distinto a uno. Para EGM, lo que llama "progres" son gente que "dispuestos a no enfrentarse jamás al delito— se apresuran a declararlo legal"; que, puesto que "Educar es esforzado, ¿verdad?, pues entonces no se educa" (¡pobre Institución Libre de Enseñanza! ¡pobre de todo educador cuyas ideas no sean las del articulista y sus amigos!), sino que el problema "se disuelve en una pasta gelatinosa y tibia de vaguedades y demagogia, donde se camuflan a gusto" (¡pobre Savater, por cierto! ¡pobre ideal krausista que 'cifraba el progreso de individuo y de la sociedad en el cultivo de la inteligencia y de la sensibilidad'). Son "acomodaticios y blanditos" (¡pobre Miguel Hernández! ¡pobres de tantos prohibidos, encarcelados, torturados, asesinados -ellos, y/o sus familias y amigos, si se negaban a ser delatores- en tantos sitios! Y, otra vez, ¡pobre Savater, amenazado de muerte y con escolta durante tanto tiempo por "acomodaticio").

    Podría multiplicar los ejemplos hasta el cansancio, pero me parece inútil. Repito lo que decía en mi primera nota: yo respeto a quien tiene ideas diferentes de las mías, y jamás se me ocurriría calificarla de gente sin principios sólo por ese hecho (y, de paso, prácticamente a la totalidad de los países occidentales..., y de los orientales). Claro que tienen principios: distintos de los míos, pero necesarios y enteramente respetables. Menos todavía de acomodaticios, demagogos, y tantas otras cosas. Lo que yo defiendo, como lo defendía JRJ (para quien "sobre todas las cosas, prevalecía el bando de los decentes", según Andrés Trapiello) es el derecho de cada uno a pensar libremente, sin que eso le valga, sin necesidad de más, la descalificación permanente de quien no concibe que la inteligencia, la honestidad y el deseo de trabajar para la mejora de la vida de todos puedan existir más que en su propia manera de pensar. La aceptación sin reservas, en fin, del derecho del otro a disentir de mí, sin que por eso nada más le llame todas esas cosas (y muchas otras que ahorro) que aquí he contado. NO MIS PROPIAS IDEAS: el derecho de quien no las comparte a hacerlo, sin que yo por ello le descalifique o le insulte. De verdad que no es cosa tan difícil de entender. Y de verdad que yo no veo por ningún sitio que ésa sea la actitud de EGM. Y de verdad que lo siento.

    ResponderEliminar
  6. Todo eso está muy bien. Pero ¿dónde el respeto de esos tan respetuosos por la vida del feto, no por mis opiniones, que me importan (también a mí) un carajo?

    ResponderEliminar
  7. Hipótesis de Riemann21 de febrero de 2014, 8:58

    No cuela, Anónimo... ¿Se siente ofendido por lo de nazi? ¿Y por qué si se puede saber? ¿Acaso no "dialogaban", ellos? Hablar, lo que es, hablaban. Mucho.
    Más que los demás. Los demás apenas podían. Cada vez menos.
    Cada vez eran menos.
    Por cierto, su punto 4) me parece antológico. Le imagino, en la Alemania nazi, diciendo exactamente lo mismo de los judíos. Que toda la Alemania no podía estar equivocada, por amor de Hitler...
    Un punto digno del museo de los horrores. En unas generaciones, exactamente ese punto se ilustrará como ejemplo de la barbarie a la que llegó el hombre posmoderno, tan aséptico él, tan dialogante, tan de guerra quirúrgica con drones y bisturíes, tan tranquilo, tan indiferentemente genocida.
    De enmarcar, vamos. Es Ud. lo que se dice un chollo.
    Por cierto: ¿Qué tal su campaña de charlas con las femen y demás peña dialogante? ¿Algunos avances que reportar?
    En fin, que espero ansioso los resultados de su "campaña de reeducación" por esos lares tan estupendos y exquisitos.
    Que se me pone usted muy remilgado para según qué cosas.

    ResponderEliminar
  8. Como Enrique, yo también pienso, y lo digo sin ironía, que "todo eso está muy bien", aunque discrepe de algunas de los puntos de la exposición de anónimo. "Pero, (copio y pego), ¿dónde el respeto de esos tan respetuosos por la vida del feto, no por mis opiniones, que me importan (también a mí) un carajo?"

    ResponderEliminar
  9. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  10. El problema no es el que mis opiniones personales les resulten a unos y a otros más o menos inaceptables. El problema es que, como ya he explicado, EGM se permite descalificar a todo el que no piense como él. Puesto que Natalia Ginzburg o Savater apoyan la despenalización del aborto, se les puede impunemente acusar de gente sin principios, acomodaticia y demagógica, y unas cuantas cositas más que, como EGM no ignora, bien hubiera podido espigar en su blog.

    Y eso no es contestar a los argumentos de uno: es esquivarlos. Aunque yo personalmente fuera del todo despreciable, ¿autoriza eso a EGM a descalificar sin distingos a cualquiera que ose no pensar como él? Y no sólo, recuerdo, en el tema del aborto: en el de la educación, en el del orden público (¡Savater, dispuesto a transigir lo que haga falta con tal de "no enfrentarse" a ETA!), y en cualquiera que se tercie. Es eso, su intolerancia, no mis posibles lástimas personales, lo que aquí discutimos.

    Pero no puedo extrañarme: es la reacción típica del intolerante. Hace bien poco se publicaba en el periódico La Vanguardia una carta de quien decía ser ciudadana alemana radicada en Suiza, y que a cuenta del referéndum recientemente celebrado allí sobre la admisión de extranjeros, terminaba por decir que, puesto que España se opone al de independencia que algunos piden en Cataluña, no es un país democrático. Contestaba yo:

    "El pequeño problema de si acaso decidió MAL, el pueblo suizo en el referéndum, aquí la amiga ni se lo plantea. Hay que votar en toda circunstancia, porque el voto es lo único, y si lleva al poder a Hitler (cosa que ella, como "ciudadana alemana", es difícil que ignore), pues bien llevado y a cargar con las consecuencias. Y si, como fue el caso, ni siquiera afectaron sólo a Alemania, pues ajo y agua, que es muy sano. Ay, Señor".

    Y a su vez otro de los intervinientes (hay más en el mismo tono):

    "Senyora Gisela, és donará compte de quina classe de gent tenim a Espanya i també en part de Catalunya. Són de tot menys educats i intel-ligents. Ja entendrá per quina raó Catalunya vol marxar d'Espanya. Salutacions!!".

    Como se verá, ni la más mínima alusión a mis razones, ni a razón alguna. Basta con decir que los españoles "son de todo, menos educados e inteligentes", y con eso ya queda uno dispensado de dar cualquier clase de razón. La descalificación, personal o colectiva, sustituye con ventaja (es muchísimo más fácil, desde luego) a las razones. Cierto que, al contrario que mi hipotético amigo, no me llamaba "nazi" (otros independentistas, en otras discusiones, que no es la primera, sí lo han hecho), pero como se ve la reacción es idéntica.

    Pues bien, señor independentista catalán, señor EGM y los demás que así proceden, NO TIENEN RAZÓN. Con descalificar a quien sí da razones, mejores o peores, o a cualquiera que no piense como uno, no basta. Si eso es todo lo que pueden aportar para defender su intolerancia, su condena en bloque de todo el que discrepe de sus ideas, sea por no independentista, por "progre" (como usted dice) o por lo que sea, es muy poco, no es nada: no están realmente discutiendo, sino esquivando la discusión mediante un triste subterfugio.

    Yo puedo ser todo lo que ustedes deseen; eso no cambia nada el hecho de que ahí están las descalificaciones de EGM a todo el que no piense como él. Y el hecho de que no tiene razón, ni tiene razones (por lo menos no las da), ni es un proceder democrático, ni ayuda en nada a la convivencia de todos.

    (Mi primera respuesta me hizo un extraño al intentar publicarla; supongo que se habrá perdido. Caso de que haya llegado, elimínese ésta, por favor).

    ResponderEliminar