lunes, 1 de noviembre de 2010

Las sentencias del magistrado (y sus cuentos)

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Francisco Pérez de los Cobos Orihuel (Murcia, 1962), candidato del PP al Tribunal Constitucional, ha conseguido el visto bueno de los socialistas. Catedrático de Derecho del Trabajo en la Universidad Complutense de Madrid, el inminente magistrado del TC es también escritor.

En No hay derecho (El Cobre, Barcelona, 2008), Francisco Pérez de los Cobos ha escrito: “Seamos, por una vez, humildes, es decir, serios…” Es una frase de escritor puro: un cocktail de inteligencia y gracia. Habrá que acercarse a su obra, por tanto, desde el punto de vista más literario posible, sin limitarnos a buscar pistas políticas, aunque no podamos evitarlo del todo.

No hay derecho es un libro de cuentos. O mejor dicho, un manual de casos prácticos de Derecho Laboral (con anexos jurídicos incluidos) que Pérez de los Cobos, con ambición propia de auténtico letraherido, pretende ascender a un nuevo género literario: “el cuento práctico”. Son muy agradables de leer.

Más importante es Parva memoria (Tirant lo blanch, Valencia, 2006) su pequeño libro de aforismos o de máximas o, mejor dicho, de sentencias. Una de ellas parece que la escribió para ahora mismo: “Quien ocupa un cargo institucional invariablemente desarrolla una mentalidad —mayor o menor, según su catadura—, que redunda en garantía de los ciudadanos y en perjuicio de quien lo nombró para el cargo o lo designó como candidato de éxito”. No se derrite ante el mundo político: “En política, casi todo es virtual”, ni ante la modernidad satisfecha: “El hombre contemporáneo es un hombre viejo: anda preocupado por sus heces”. Ve con ironía (esto es, con sabiduría) su oficio: “Jurista: ¡Cuánta vanidad en un artesano!”.

Quizá lo más llamativo sea su crítica acerba, que asombra en alguien tan mesurado, a los nacionalismos: “La única ideología capaz de seguir produciendo pesadillas es el nacionalismo” o “¡Cuánta mediocridad tapan las banderas! Quizás se inventaran para eso”. Observa con especial atención al nacionalismo catalán: “El dinero es el bálsamo racionalizador de Cataluña” o “No hay en Cataluña acto político que se precie sin una o varias manifestaciones de onanismo”.

Nuestro sobrevenido y comprensible interés político no nos debe despistar de lo esencial. Estamos ante un escritor inteligente, emocionante, lúcido y con una asombrosa dimensión religiosa: ¡cuántos aforismos dedicados a desenmascarar al demonio y el mal! Con independencia de su carrera política, su obra merece la atención del amante de la literatura.